El
ganador del premio Nobel de Física de 1965, Richard
Feynman, fue el primero en hacer referencia a las posibilidades de la
nanociencia y la nanotecnología en el célebre discurso que dio en
el Caltech (Instituto Tecnológico de California) el 29 de
diciembre de 1959, titulado En el fondo hay espacio de sobra (There's
Plenty of Room at the Bottom).
Otras
personas de esta área fueron Rosalind Franklin, James Dewey
Watson y Francis Crick quienes propusieron que el ADN era
la molécula principal que jugaba un papel clave en la regulación de todos los
procesos del organismo, revelando la importancia de las moléculas como
determinantes en los procesos de la vida.
Pero
estos conocimientos fueron más allá, ya que con esto se pudo modificar la
estructura de las moléculas, como es el caso de los polímeros o plásticos que
hoy en día encontramos en nuestros hogares. Pero hay que decir que a este tipo
de moléculas se les puede considerar “grandes”.
Hoy
en día la medicina tiene más interés en la investigación en el mundo
microscópico, ya que en él se encuentran posiblemente las alteraciones
estructurales que provocan las enfermedades, y no hay que decir de las ramas de
la medicina que han salido más beneficiadas como es la microbiología,
inmunología, fisiología; han surgido también nuevas ciencias como
la Ingeniería Genética, que ha generado polémicas sobre las repercusiones
de procesos como la clonación o la eugenesia.
El
desarrollo de la nanociencia y la nanotecnología en América Latina es
relativamente reciente, en comparación a lo que ha ocurrido a nivel global.
Países como México, Costa
Rica, Argentina, Venezuela, Colombia, Brasil, Argentina y Chile contribuyen
a nivel mundial con trabajos de investigación en distintas áreas de la
nanociencia y la nanotecnología.2Además, algunos de estos países cuentan
también con programas educativos a nivel licenciatura, maestría, posgrado y
especialización en el área..